domingo, 13 de octubre de 2013

La sorpresa






Los nuevos emigrantes son ahora españoles.
El sueño de país próspero acabo.
Los mismos a los que antes denigrábamos ahora nos acogen.
La historia vuelve a empezar.

ALLENDE


ULISES YA NO VIVE AQUÍ

 
      España, 1964. El desarrollo económico, el baby boom y la emigración sostienen a un país que sale de una oscura posguerra civil. Alemania, Francia y Suiza son los principales destinos de los españoles que salen de sus lugares de origen para trabajar. El dinero que envían a casa mensualmente es fundamental en la economía de sus familias.
España, año 2004. Han pasado cuarenta años. Los españoles apenas emigran. Al contrario, se reclama mano de obra extranjera para satisfacer las necesidades del modelo de desarrollo que se ha elegido en estos años. Por esta razón cinco millones de emigrantes, cinco, han aterrizado en el país en la última década, desde mediados los años noventa. Latinoamérica es el principal exportador de mano de obra con destino España. Miles de latinoamericanos, en muchos casos con sus familias, se incorporan al censo del Estado español.
     España, año 2014. Diez años después viajamos en un nuevo ciclo histórico. Son los españoles los que ahora emigran. Como en los años sesenta, como en las primeras décadas del siglo XX. Como lo hicimos durante quinientos años, un día después de la colonización de América. Pero ya no queda ni rastro de aquel imperio. Cada español se arroja a una circunstancia determinada cuando decide emigrar. No hay nada que imponer, ni defender, solamente la fuerza de su trabajo. Su valor de cambio en el mercado. Su productividad.
     Excepción hecha del periodo de la transición democrática, cuando regresaron los exiliados políticos y miles de emigrantes volvieron también a España, ¿ha habido algún momento en la historia de este país en el que la emigración no haya sido una solución para miles de personas?
     ¿Crisis? ¿Ciclo histórico? Sí, ambas circunstancias.
    Entramos en una historia que no tiene principio ni final. Nuestro arco dramático es el devenir de nuestros personajes. Unos caracteres movidos por el viento de la economía, por las grandes migraciones que históricamente, cada día, se producen en el mundo. Saltando de un lado a otro del espejo, según la imagen que se refleje en ese más allá. Allende.

miércoles, 25 de septiembre de 2013